Y de repente me doy cuenta de que, sin saberlo, he pasado de navegar entre una intrincada telaraña (web) a estar volando en medio de una nube. Parece exagerado el comienzo del artículo de
Abel Grau pero no lo es. Me levanto y para ducharme, lo hago acompañado de unas animadas canciones de rock que suenan en
last.fm.

Mientras desayuno, veo mis mensajes en
Hotmail y
Gmail y coloco en
Facebook mis intenciones del día. Me subo al coche y al llegar a mi clase de cuidador infantil, pongo una presentación sobre Piaget en
Slideshare y vemos un par de videos documentales sobre psicología evolutiva en
Youtube. Después, analizamos las últimas noticias en dos de los principales periódicos,
El País y
El Mundo. Tras esto me encamino a la universidad y antes de entrar a clase cambio desde mi móvil mi estado de
Facebook y de
Twitter para que todo el mundo sepa donde estoy y qué estoy haciendo. Tras publicar en mi nuevo
blog la presentación de la nueva asignatura, recojo y a casa de nuevo. Y aquí, antes de acostarme, veo el partido del F.C.Barcelona contra el Dinamo de Kiev desde una televisión china que veo en mi televisor desde el explorador del Media Center. Ah, se me olvida, hoy toca partido, pero mañana veré el último capítulo de House de la nueva temporada. Lo estoy bajando desde
Rapidshare. Aunque si no encuentro el enlace, lo veré en
streaming.
Un día cualquiera, pero analizándolo he utilizado dos correos vía web, presentaciones Power Point, visto un par de video, comunicado con más de 250 contactos en redes sociales, participado con mis opiniones en la web 2.0, utilizado medios de comunicación como la radio y los periódicos sin radio y sin periódicos y programado mi propia televisión (los programas que yo quiero cuando quiero y como quiero). Y todo esto, con mi Mac y el Firefox.
Esto, si lo analizamos, no podría suponer el futuro de la web ya que es el más inmediato presente. Si queremos saber cual es el futuro tendremos que empezar a utilizar conceptos como web semántica, deberemos (de una vez) a ver el móvil como algo más que un teléfono, olvidarnos de caras licencias y a adelantarnos a la
ola que viene en forma de aplicaciones nube, nuevos dispositivos, virtualidad y una identidad fija en la web. Se nos viene encima y tendremos que volvernos a situarnos para no quedarnos atrás. ¿No es algo emocionante?